- Área: 750 m²
- Año: 2016
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Fotografías:Santiago Roballo, Federico Cairoli, Juan Manuel Ramírez
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Proveedores: Ladrillera Santafé
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Con el propósito de acercar la cultura a las poblaciones más vulnerables del país, el Ministerio de Cultura de Colombia propone construir escuelas de música en varios municipios del territorio nacional para impulsar y fortalecer la riqueza musical de nuestro folklor, como una apuesta por rescatar el talento de los niños alejándolos del conflicto armado. En consecuencia, hace una convocatoria nacional a un concurso público de arquitectura para el diseño de un prototipo de escuela que sea adaptable a los lotes disponibles en los municipios, que responda adecuadamente a las diversas condiciones geográficas, climáticas y culturales del país.
En el municipio de Candelaria, Valle del Cauca, se planteó la necesidad de pensar esta escuela como un espacio participativo donde la comunidad genere altos niveles de apropiación y sentido de pertenencia, donde se aproveche la música como un objetivo común para juntar a los ciudadanos y donde se promueva la integración ciudadana, la inclusión social y el respeto por la diferencia.
En este sentido, la escuela se ha convertido en un espacio disponible de gran valor colectivo para la comunidad. Este equipamiento de pequeña escala que aparece de manera sutil en el perfil urbano, funciona como un umbral de encuentro en medio de un jardín comunitario donde se disuelve el límite entre lo público y lo privado, y donde a través de una apertura o zaguán de acceso, se promueve el sentido continuo y accesible del espacio público hacia el interior del predio.
El proyecto se organiza a partir de dos espacios de geometría oval, uno cerrado y otro abierto que se tensionan entre sí, revelando una oportuna relación entre un auditorio y un atrio. A esta configuración se le adosa el programa, que a manera de cadena o cuentas, ubica una sucesión de espacios y resuelve la periferia del predio como un lugar más del proyecto. El atrio simboliza el espacio incorpóreo de la música y su perímetro está conformado por módulos de distinto perfil adaptados para su enseñanza, práctica y socialización.
En la escuela de música de Candelaria, el espacio es un elemento tangible y a la vez etéreo, que se descubre a través del movimiento, por grietas, aislamientos, y volúmenes cambiantes que simbolizan la diferencia, y que giran en torno a un espacio común que representa la estabilidad dentro de lo cambiante. El edificio es movimiento y sucesión. Su imagen materializa los tiempos continuos y discontinuos de la música, con fachadas prolongadas e incesantes en el auditorio, o fragmentadas con intervalos en los módulos de enseñanza.
Estas pausas entre los volúmenes responden a determinantes climáticas y técnicas de aislamiento térmico y acústico, y a la vez son lugares para el disfrute visual donde se sumerge el espacio de formación con la garantía de encontrar niveles apropiados de confort lumínico. La escuela de música de Candelaria ha consolidado una imagen poderosa como edificio institucional en la memoria del municipio, y ha otorgado valor a lo intangible, fomentando la contemplación, la inspiración, la evocación, y la conversación de los ciudadanos en torno a la música.